9/11/14


El Castigo (Pag 73 Del Libro Anina Yatay Salas)

    Hubiera sido mejor que no me respondiera nadie, porque, como respuesta a mi pregunta idiota, oí una melodía conocida, reconocida, que me puso los pelos de punta: «Capicúa, tres veces capicúa...».
    -¡NO, NO PUEDE SER! -comienzo a gritar desesperada-. ¡LAS SIAMESAS ESTÁN AQUÍ DENTRO CONMIGO! ¡DEJENME SALIR! ¡NO QUIERO QUE LAS ELEFANTAS ME ATRAPEN!
    -¡Anina por Dios! ¡Anina! -oigo que alguien me llama.
    Miro hacia la boca del sobre, allá arriba. Todas las maestras están mirando hacia adentro, tratando de verme. Yo veo sus caras llenas de luz que de pronto se esfuman y solo queda un rostro conocido: ¡es Aurora!, mi maestra.
    -¡Aurora, Aurora!, sácame de aquí, por favor -le pido desesperada. Y ante mis ojos ocurre un milagro: Aurora me tiende la mano y esta se transforma en la mano de mamá, quien aparece ante mí repitiendo:
    -¡Anina! ¡Por favor, despertate! ¡Despertate, que estas soñando!
    Yo miro a mamá y le pregunto:
    -¿Y el sobre, mamá? ¿Dónde esta el sobre?
    Ella mira hacia el estante en el que guardo mis cosas.
    -Está ahí, donde lo dejaste, ¿lo ves? Esperá que te lo alcanzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario