El
Castigo (Pag 72 Del Libro Anina Yatay Salas)
¡Oh, oh! Todas las maestras
quedan petrificadas y en silencio, justo en el momento en que me iban
a tirar para adentro del sobre. Aprovecho esa quietud para dar una
vichadita adentro de esa oscuridad que me espera como una boca
abierta. «¡Ufa, no veo nada! ¡Y este coro de fantasmas que
enmundeció de pronto!»
-¡Directora! -grito mirándola
de reojo desde mi colchón de manos docentes-. ¡Faltan las
hipopótamas! ¡Faltan las siamesas!
Mejor me hubiera callado la boca,
pues ni bien termino de decir eso, oigo una carcajada diabólica.
Viene desde el interior profundo del maldito sobre negro.
-Así que extrañas a las
siamesas... -dice la directora con una voz igualita a la de Yo-
nathan-, pues bien: ¡aquí las tenés!
Siento un vacío repentino en el
estómago. Las manos que me sostienen me empujan violentamente
adentro de aquella oscuridad total. La carcajada siniestra que mordía
mis oídos de repente se transforma en risitas cómplices que creo
reconocer. «¿Hay alguien ahí?», pregunto como una de esas
estúpidas de las películas de terror, que estando en una casa
abandonada oyen una voz siniestra que les habla y preguntan lo mismo
que yo acabo de repetir: «¡Hay alguien ahí?, responda por favor».
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