13/11/14

Mi Opinión!

A mi me gustó la película porque tiene una historia vasada en lo que pasa en la vida real básicamente.Anina en una niña Capicúa,se burlan de ella por el nombre que se lee de ida y de vuelta. La película ha llamado mucho la atención en todo el mundo, ya que tiene algo interesante que no se puede explicar. Es una película creada en Uruguay que ha viajado por todo el mundo. Anina ha sido nominada para premios, y también los ha ganado. Fue una película excelénte, apto para niños/a, adolecentes y adultos; Apta para todo el mundo. La parte que más me gustó de la historia fueron todas las partes,pero la más favorita fue cuando Anina se hizo compañera con la elefanta y se dió cuenta que no era mala como ella pensaba. Y la otra parte fue cuando se encontró con el chico que le gustaba. Me agradó mucho la película,además fue muy divertida! espero que la vean. Se las recomiendo!!

9/11/14

AninA
                      

El Castigo (Pag 70 Del Libro Anina Yatay Salas)

   __¡Esto es espantoso! ¡No pueden hacerme esto! ¡Déjenmen salir!    Me despierto gritando y vuelvo a la realidad.
   Sin embargo enseguida descubro que esta realidad es peor que la pesadilla en  la que estaba: frente a mí está la directora con un sobre negro inmenso, que cubre todo el escritorio, y todas las maestras de mi escuela están presentes. Me miran sin ninguna expresión en los rostros, pálidas, demacradas, tristes.
   La directorasube por la escalerita de madera que tienen en la dirección para alcanzar los libros que están muy arriba en la biblioteca; en su mano lleva algo que no logro ver qué es. Deja un pie apoyado en la escalera y con el otro empuja un poco el sobre inmenso. Luego se para encima del escritorio, sin pisar el sobre cerrado que parece un agujero negro a punto de tragarla.
__¡Es hora de tu castigo! __anuncia mirándome a los ojos.
    Ahora la directora adelanta la mano y veo lo que traía en ella: es un lápiz largo, larquísimo, que levanta como una batuta. Las maestras se enderezan, respiran profundamente y se quedan como hipnotizadas esperando la orden que llegará a través de la batuta de la directora...desde la punta afilada de ese lápiz.


El Castigo (Pag 71 Del Libro Anina Yatay Salas)
     
«¿Será este mi castigo?», me pregunto mientras la directora mueve violentamente la batuta y todas las maestras al mismo tiempo comienzan una letanía, un lamento desgarrador en tiempo de tango y con melodía latina. «Esto es espantoso -me digo-, pero es una tontería al lado de los castigos que recibe en su casa Roberto», uno de mis compañeros de la clase.
   ¡Qué inocente que soy! ¡Qué tonta! ¿Cómo dejé que me sorprendieran? Me rodearon bailando las muy ladinas, y me están cantando mientras alargan todas juntas sus manos y me levantan por el aire como si yo no pesara nada.
     La directora, encaramada en el escritorio, señala con la punta del lápiz hacia el sobre negro. La maestra Águeda se adelanta con un martillo grandote que trae atado a la cintura y rompe el lacre, que vuela en pedazos. Otras dos maestras se separan y abren el sobre tironeando la cartulina negra que resiste porque está muy pegada.
     -¡Rápido, pongan a Anina adentro del sobre! ¡No pierdan el tiempo, muchachas! ¡Hay evaluación con la inspectora!
        Yo miro el sobre abierto que se acerca a mí, pues viajo hacia él en los brazos del coro de maestras. «¡Por favor! -grito aterrorizada-. ¡No pueden hacerme esto! ¡Soy Anina!,¡Anina Yatay Salas! ¡La única niña capicúa que ha tenido jamás una escuela!»

El Castigo (Pag 72 Del Libro Anina Yatay Salas)

   ¡Oh, oh! Todas las maestras quedan petrificadas y en silencio, justo en el momento en que me iban a tirar para adentro del sobre. Aprovecho esa quietud para dar una vichadita adentro de esa oscuridad que me espera como una boca abierta. «¡Ufa, no veo nada! ¡Y este coro de fantasmas que enmundeció de pronto!»
   -¡Directora! -grito mirándola de reojo desde mi colchón de manos docentes-. ¡Faltan las hipopótamas! ¡Faltan las siamesas!
   Mejor me hubiera callado la boca, pues ni bien termino de decir eso, oigo una carcajada diabólica. Viene desde el interior profundo del maldito sobre negro.
   -Así que extrañas a las siamesas... -dice la directora con una voz igualita a la de Yo- nathan-, pues bien: ¡aquí las tenés!
   Siento un vacío repentino en el estómago. Las manos que me sostienen me empujan violentamente adentro de aquella oscuridad total. La carcajada siniestra que mordía mis oídos de repente se transforma en risitas cómplices que creo reconocer. «¿Hay alguien ahí?», pregunto como una de esas estúpidas de las películas de terror, que estando en una casa abandonada oyen una voz siniestra que les habla y preguntan lo mismo que yo acabo de repetir: «¡Hay alguien ahí?, responda por favor».

El Castigo (Pag 73 Del Libro Anina Yatay Salas)

    Hubiera sido mejor que no me respondiera nadie, porque, como respuesta a mi pregunta idiota, oí una melodía conocida, reconocida, que me puso los pelos de punta: «Capicúa, tres veces capicúa...».
    -¡NO, NO PUEDE SER! -comienzo a gritar desesperada-. ¡LAS SIAMESAS ESTÁN AQUÍ DENTRO CONMIGO! ¡DEJENME SALIR! ¡NO QUIERO QUE LAS ELEFANTAS ME ATRAPEN!
    -¡Anina por Dios! ¡Anina! -oigo que alguien me llama.
    Miro hacia la boca del sobre, allá arriba. Todas las maestras están mirando hacia adentro, tratando de verme. Yo veo sus caras llenas de luz que de pronto se esfuman y solo queda un rostro conocido: ¡es Aurora!, mi maestra.
    -¡Aurora, Aurora!, sácame de aquí, por favor -le pido desesperada. Y ante mis ojos ocurre un milagro: Aurora me tiende la mano y esta se transforma en la mano de mamá, quien aparece ante mí repitiendo:
    -¡Anina! ¡Por favor, despertate! ¡Despertate, que estas soñando!
    Yo miro a mamá y le pregunto:
    -¿Y el sobre, mamá? ¿Dónde esta el sobre?
    Ella mira hacia el estante en el que guardo mis cosas.
    -Está ahí, donde lo dejaste, ¿lo ves? Esperá que te lo alcanzo.


El Castigo (Pag 74 Del Libro Anina Yatay Salas)

 

    Mamá se levanta de mi lado, toma el sobre, lo observa y queda pensativa. Cuando extiende la mano para entregármelo me advierte:
    -Anina, ¡este sobre está abierto! ¿Fuiste vos quien le rompió el lacre?
    Yo me tapo la cara con la sábana, porque siento que desperté de nuevo de otra asquerosa pesadilla.